La nueva literatura Argentina
Liliana Heker, nació en Buenos Aires en 1943, cuentista y novelista. Fue directora de las revistas literarias El escarabajo de oro y El ornitorrinco. Junto a su amigo Abelardo Castillo trabajó como entrevistadora en El grillo de papel.
-¿Qué piensa de los actuales escritores argentinos?
-Hay una nueva literatura que es excelente, podría citar una cantidad significativa de autores jóvenes que son muy buenos. Sin duda se sigue la tradición de una narrativa destacada, tanto de novelistas como de cuentistas, en realidad a estos chicos los veo con más ganas de cambiar las cosas.
-¿Qué nuevos autores encuentra interesantes en el país?
-A muchos: Pablo Ramos, que ya escribió su segundo libro de cuentos, Cuando lo peor haya pasado, ganó el Primer premio del Concurso de Casa de las Américas y del Fondo Nacional de las Artes. También Romina Doval, María Fernanda García y Alejandra Laurencich, autora de Felicidad, entre otros, hay muchísimos, sólo nombre a unos pocos y a los más jóvenes.
-Anteriormente señaló los veo con más ganas, ¿Por qué los define así, hubo una falta de interés en otros momentos?
-La generación anterior dio grandes escritores pero solitarios, muy preocupados por ellos mismos y el lugar que ocuparían en la literatura, sin la necesidad de agruparse y crear un movimiento. Y eso trajo muchos problemas a este arte.
-De todas maneras, ¿no cree que la situación es más difícil actualmente para poder editar trabajos?
-Si, reconozco que las cosas son más complejas, por ejemplo, en los 60´s y principios de los 70´s, incluso en la dictadura, las revistas literarias tenían un peso importante. Si bien están surgiendo ediciones como estas hay un problema para que duren y salgan en la medida que deberían hacerlo y es lo económico, es cada vez más difícil mantenerlas, se hacen a pulmón. Pero no es imposible y, a pesar de la falta de dinero, ahora esto puede cambiar. Admito que no sólo la cuestión económica, sino también la generacional, de la que antes hablaba, tuvieron que ver con la desaparición de este medio de difusión.
-¿Es ahora más difícil llegar a editar el primer libro para cualquier artista?
-Si, eso es otra cosa que no ocurría en los 60´s. Las editoriales se han convertido en grandes multinacionales que no se arriesgan a publicar a cualquier joven, salvo que haya ganado un concurso o que venga por algún camino que produzca que los editores les presten atención.
-¿Qué alternativas pueden encontrar?
-Lo que siempre favoreció a esta problemática fueron, y son en estos momentos, la empresas chicas que durante muchos años, obviamente por el dinero, casi desaparecieron pero que están resurgiendo. Esto permite que aparezcan nuevos autores y se cree un movimiento interesante, es un fenómeno muy auspicioso, lo que hace enriquecer a nuestra cultura.
Liliana Heker, nació en Buenos Aires en 1943, cuentista y novelista. Fue directora de las revistas literarias El escarabajo de oro y El ornitorrinco. Junto a su amigo Abelardo Castillo trabajó como entrevistadora en El grillo de papel.
-¿Qué piensa de los actuales escritores argentinos?
-Hay una nueva literatura que es excelente, podría citar una cantidad significativa de autores jóvenes que son muy buenos. Sin duda se sigue la tradición de una narrativa destacada, tanto de novelistas como de cuentistas, en realidad a estos chicos los veo con más ganas de cambiar las cosas.
-¿Qué nuevos autores encuentra interesantes en el país?
-A muchos: Pablo Ramos, que ya escribió su segundo libro de cuentos, Cuando lo peor haya pasado, ganó el Primer premio del Concurso de Casa de las Américas y del Fondo Nacional de las Artes. También Romina Doval, María Fernanda García y Alejandra Laurencich, autora de Felicidad, entre otros, hay muchísimos, sólo nombre a unos pocos y a los más jóvenes.
-Anteriormente señaló los veo con más ganas, ¿Por qué los define así, hubo una falta de interés en otros momentos?
-La generación anterior dio grandes escritores pero solitarios, muy preocupados por ellos mismos y el lugar que ocuparían en la literatura, sin la necesidad de agruparse y crear un movimiento. Y eso trajo muchos problemas a este arte.
-De todas maneras, ¿no cree que la situación es más difícil actualmente para poder editar trabajos?
-Si, reconozco que las cosas son más complejas, por ejemplo, en los 60´s y principios de los 70´s, incluso en la dictadura, las revistas literarias tenían un peso importante. Si bien están surgiendo ediciones como estas hay un problema para que duren y salgan en la medida que deberían hacerlo y es lo económico, es cada vez más difícil mantenerlas, se hacen a pulmón. Pero no es imposible y, a pesar de la falta de dinero, ahora esto puede cambiar. Admito que no sólo la cuestión económica, sino también la generacional, de la que antes hablaba, tuvieron que ver con la desaparición de este medio de difusión.
-¿Es ahora más difícil llegar a editar el primer libro para cualquier artista?
-Si, eso es otra cosa que no ocurría en los 60´s. Las editoriales se han convertido en grandes multinacionales que no se arriesgan a publicar a cualquier joven, salvo que haya ganado un concurso o que venga por algún camino que produzca que los editores les presten atención.
-¿Qué alternativas pueden encontrar?
-Lo que siempre favoreció a esta problemática fueron, y son en estos momentos, la empresas chicas que durante muchos años, obviamente por el dinero, casi desaparecieron pero que están resurgiendo. Esto permite que aparezcan nuevos autores y se cree un movimiento interesante, es un fenómeno muy auspicioso, lo que hace enriquecer a nuestra cultura.
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