"Subte línea B" cantaba Luca Prodan en su "Mañana en el Abasto", cuando todavía no existía el imponente shoping de la avenida Corrientes. El recorrido del tren comienza a orillas del Luna Park, en la estación Alem, convertida como tantas otras en una especie de minimercado donde se pueden comprar desde caramelos hasta ropa interior, pasando por celulares, relojes y, obviamente pasajes.
En las ventanillas de las boleterias los carteles ruegan colaboración ante la extinción de las monedas de cinco y diez centavos, y la exclusividad de la fila de "pago exacto" no evita el nacimiento de sus hermanas mayores que atraviesan todo el lugar. Descendiendo la escalera, el aire aumenta su densidad y los gigantes ventiladores solo revuelven el cansancio de los trajes que visten los oficinistas. Que la formación salga vacía es aprovechado por los pasajeros para descansar en los mullidos asientos de los vagones que todavía conservan inscripciones en algún idioma oriental de su país de origen. Una voz distorsionada reta a los que, como una hazaña, cruzan la línea entre el andén y el interior del vagón cuando la señal sonora indica el cierre de las puertas, y avisa que "esta formación finaliza su recorrido en la estación Federico Lacroze", es decir que Los Incas deberá esperar
Durante el recorrido circulan vendedores de artículos varios, mendigos y chicos que piden el diario para después venderlo "a voluntad" en alguna estación de tren. El cartel indica que la próxima estación es Carlos Gardel, la del Abasto, ese que ya no luce tan gris como Luca lo describía, sino que brilla por los carteles de las grandes marcas.
En las ventanillas de las boleterias los carteles ruegan colaboración ante la extinción de las monedas de cinco y diez centavos, y la exclusividad de la fila de "pago exacto" no evita el nacimiento de sus hermanas mayores que atraviesan todo el lugar. Descendiendo la escalera, el aire aumenta su densidad y los gigantes ventiladores solo revuelven el cansancio de los trajes que visten los oficinistas. Que la formación salga vacía es aprovechado por los pasajeros para descansar en los mullidos asientos de los vagones que todavía conservan inscripciones en algún idioma oriental de su país de origen. Una voz distorsionada reta a los que, como una hazaña, cruzan la línea entre el andén y el interior del vagón cuando la señal sonora indica el cierre de las puertas, y avisa que "esta formación finaliza su recorrido en la estación Federico Lacroze", es decir que Los Incas deberá esperar
Durante el recorrido circulan vendedores de artículos varios, mendigos y chicos que piden el diario para después venderlo "a voluntad" en alguna estación de tren. El cartel indica que la próxima estación es Carlos Gardel, la del Abasto, ese que ya no luce tan gris como Luca lo describía, sino que brilla por los carteles de las grandes marcas.
1 comentario:
.."y yo me alejo mas del cielo..."
amo esa parte de la cancion de Luca, sin duda un grande y esta cancion la admiroo,,
besos!
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