En su vida se cansó de muchas cosas. De su casa a los 15 años, por eso se fue. Llegó a Buenos Aires. Las calles eran para él como un baúl donde un actor saca elementos para interpretar sus personajes. Pero con un bolso enorme revolvía la basura en busca de su nueva utilería y su nueva vestimenta.
La moda no era para lo que resaltaba de su persona, sino la poesía y la imaginación con la que subía al escenario para actuar. Con su mente en blanco, sin guión y con basura en las manos, el hombre corpulento vestido de mujer brillaba sobre las tablas del under porteño.
“Creo entodas las expresiones. Todo debe ser desechable, descartable como esta época”, afirmaba Batato Barea en los ’80. Entendía la actuación como un código propio: “Estudié teatro y expresión corporal, y me cansé”. Se cansó de Antonio Gasalla, de Pepito Cibrian y de las técnicas del Clown.
Según Omar Chabán, Barea se movía en el escenario absurdamente y no tenía ninguna continuidad, los tiempos que hacía eran tiempos que fluían, no estaban atados a una lógica narrativa.
Walter “Batato” Barea, un hombre con pechos de mujer qie alguna vez se acostó con Moria Casán, caminó por la ciudad muerto de hambre, mezclando la risa y la tragedia. Hizo de su vida una obra.
Este año se cumplieron 30 años de la aparición de los Sex Pistols, y con ellos la explosión del movimiento punk que ya habían iniciado los Ramones un par de años antes. Como parte de los “festejos”, este mes salió a la venta el disco Punk 1977-2007, un compilado de 3 cd´s que repasa los comienzos del género, y en diciembre bandas locales, encabezadas por Los Violadores, darán un show el Estadio Pepsi Music.
A finales de la década del setenta los Sex Pistols escandalizaron a Gran Bretaña cuando lanzaron su canción “God save the Queen”, fue entonces cuando el punk rock salió del under y estuvo en boca de todos. Sin embargo, en Estados Unidos, los Ramones tocaban desde 1974 y fue su visita a Inglaterra la que terminó de darle forma a lo que los Pistols estaban preparando. “Never Mind the Bollocks” fue el único disco que los Sex Pistols editaron como tal, el resto fueron simples, pero con esto les bastó para quedar en la historia del rock. Con la separación de la banda y la imagen punk transformándose en una moda, aquella revolución parecía truncarse. El punk rock se tornaba en una expresión under para adolescentes disconformes. Las compañías discográficas no estaban interesadas en grabar a bandas del estilo, y el mismo espíritu de autogestión que las había iniciado fue lo hizo que el punk rock no se extinguiera. A pesar de que en sus comienzos fue criticado por su desprolijidad y simpleza compositiva, es innegable su influencia en el rock que vendría después. Bandas como The Clash incursionaron en estilos como el reggae y dieron lugar al ska. El punk tomó varios caminos y fueron apareciendo el dark, el hardcore y el grunge. En los años 90 bandas como Green Day, The Offspring y Blink 182, hicieron que el público y las compañías recuperaran el interés, al darle una vuelta de rosca pop que lo revitalizó y lo trajo de nuevo para las generaciones más jóvenes. Punk 1977-2007 es una caja de 3 cd´s. El primer disco incluye bandas que dieron origen al género como Velvet Underground, The Stooges, New York Dolls y The Runaways, junto a clásicos de los Ramones, Sex Pistols, The Damned y The Buzzcocks. El disco dos se mete en lo que fue la segunda etapa, con los inicios del hardcore y la llamada “new wave” británica. Aparecen temas como Too drunk to fuck (Dead Kennedys), City baby´s revenge (G.B.H), y Alternative ulster (Stiff Little Fingers). El tercer disco es una especie de yapa que recopila rarezas y covers.
El punk local
Cuando la última dictadura militar argentina empezaba a tambalear, un grupo llamado Los voladores pudo incluir la “i” que le faltaba a su nombre para así convertirse en la banda pionera del punk rock local: Los Violadores. Influenciados por los Sex Pistols, la banda liderada por Pil Trafa retrataba la realidad del país a fuerza de riffs y letras directas como “Represión”. En 1988 el sello Radiotrípoli edita un disco que sería clave: Invasión 88, un compilado en el que aparecían bandas como Attaque 77, Dos Minutos y Flema, que encabezarían la escena durante la década del noventa. En estos últimos años se fue produciendo un recambio, y a viejas bandas del under como Doble Fuerza, Sin Ley o Mal Momento, se le fueron sumando grupos de otras vertientes más hardcore o punk melódico como Shaila o Smitten que lograron mayor difusión. Este año, Dos Minutos tocó por segunda vez en el estadio de Obras, algo que solo había logrado con el éxito obtenido a mediados de los noventa. Cadena Perpetua, fue otra banda que llevo su música, en este caso por primera vez, al estadio de avenida del Libertador. Además se pudieron ver shows internacionales como Bad Religión, NOFX y Lagwagon, lo que indica el interés de los argentinos por el punk rock. Para festejar estos 30 años, el 14 de diciembre Los Violadores, Dos Minutos, Cadena Perpetua y Mal Momento estarán tocando en el Estadio Pepsi Music. Después de tantos años el punk parece haber sido aceptado como parte del llamado “rock nacional”.
A través de los años, sus oscuras letras no sólo parecen ser un reflejo de su profunda depresión, sino también un augurio de lo que sería su terrible final. Tenía la particularidad de parecer que siempre estaba sufriendo, que nada lo satisfacía, sin importarle éxitos ni fracasos.
Así mostraba su personalidad Ian Curtis, cantante de Joy Division, quien con trajes siempre de color negro y su particular remera con la palabra “Odio”, fue uno de los máximos referentes de lo que se denominó como música dark. No parecía haber mejor vos que la suya, gruesa y de tono seco, para expresar esas canciones poéticas y reflexivas como en Disorder, en la que admitía: “Tengo el espíritu, pero perdí el sentimiento”. Mientras sus fans no dejaban de disfrutar su música, en el máximo auge de su carrera, y con tan solo 23 años de edad, desde la cocina de su casa, Ian decidió dar por terminada su vida, llena de sufrimiento y angustias que tan claros dejó en Insight, donde confesó: “Los sueños siempre se acaban, no se elevan, pero ya no me importa más”.
"Subte línea B" cantaba Luca Prodan en su "Mañana en el Abasto", cuando todavía no existía el imponente shoping de la avenida Corrientes. El recorrido del tren comienza a orillas del Luna Park, en la estación Alem, convertida como tantas otras en una especie de minimercado donde se pueden comprar desde caramelos hasta ropa interior, pasando por celulares, relojes y, obviamente pasajes. En las ventanillas de las boleterias los carteles ruegan colaboración ante la extinción de las monedas de cinco y diez centavos, y la exclusividad de la fila de "pago exacto" no evita el nacimiento de sus hermanas mayores que atraviesan todo el lugar. Descendiendo la escalera, el aire aumenta su densidad y los gigantes ventiladores solo revuelven el cansancio de los trajes que visten los oficinistas. Que la formación salga vacía es aprovechado por los pasajeros para descansar en los mullidos asientos de los vagones que todavía conservan inscripciones en algún idioma oriental de su país de origen. Una voz distorsionada reta a los que, como una hazaña, cruzan la línea entre el andén y el interior del vagón cuando la señal sonora indica el cierre de las puertas, y avisa que "esta formación finaliza su recorrido en la estación Federico Lacroze", es decir que Los Incas deberá esperar Durante el recorrido circulan vendedores de artículos varios, mendigos y chicos que piden el diario para después venderlo "a voluntad" en alguna estación de tren. El cartel indica que la próxima estación es Carlos Gardel, la del Abasto, ese que ya no luce tan gris como Luca lo describía, sino que brilla por los carteles de las grandes marcas.
Desde hace unos cuantos años se impuso en Buenos Aires el After office, una modalidad europea que lleva a los oficinistas a tomar cerveza en los pubs después de salir de las oficinas. Es por eso que los jueves, si se recorre la zona de Retiro, no hay bar al estilo irlandés, como el Down Town Matiaso The Kilkenny, que no esté lleno de gente disfrutando bebidas con sus compañeros de trabajo. Pero la gente quería divertirse un poco más y ahora una nueva moda convoca cada día mas gente: el “después” pero bailando. Los principales lugares son “Museum” y “Opera”, en San Telmo, donde no se puede ingresar si no se esta vestido de elegante sport, en especial para los hombres, lo que más les conveniente es ir en traje. “Para las mujeres son un poco más permisivos y como en general van bien vestidas a trabajar, entran tranquilamente”, explica Yanina Nicoletti, organizadora de eventos del boliche del bajo. La diferencia en esta nueva salida es que el regreso a casa es mucho más tarde que cuando se va a tomar algo. Si bien el baile comienza a las 19, es difícil ver que la gente no se vaya hasta pasada la medianoche que, sumado al alcohol, hace difícil madrugar el día después y, encima, preparase para otro día que incluye otra salida. Es particular ver cómo de poco la gente se conoce y terminan creando grupos numerosos de amistades que ya tienen “agendado” encontrarse una vez a la semana. Por lo general se juntan al salir de la oficina, toman un café cerca de las instalaciones y cuando todos se encuentran parten para divertirse pero, principalmente, para sacarse el stress laboral. Una buena distracción y forma de conocer nueva gente.
Néstor Acuña, de 44 años, es acordeonista y pianista. Empezó a tocar de oído, aprendió lectura musical con una profesora de su pueblo, Paso de los Tigres, Corrientes. A los 22 años vino a Buenos Aires e integró el grupo de Teresa Parodi, por cuatro años. Estudió armonía y composición con Daniel Montes. Hizó más de 120 grabaciones en discos de diferentes artistas, donde también tocó la guitarra y el bajo, entre ellos Ramona Galarza, Yamila Cafrune, Antonio Tarragó Ros, Jairo, Enrique Llopis, El Chaqueño Palavecino, El Puma Rodríguez y Bersuit Vergarabat. Hace 8 años esta junto a Facundo Saravia. En el último disco, "Estaba cantado", hizo arreglos y compuso con el acordeón.
Publicado por BD Empezó a tocar el piano por observar a un pianista que iba a tocar al club donde usted vivía ¿ y cómo descubrió el acordeón?
Llegué a Buenos Aires porque estaba interesado en una beca, para estudiar música en el Fondo Nacional de las Artes. Por casualidad fui a un ensayo de mi hermano(Ariel Acuña), cuando empezaba a tocar con Teresa Parodi. Después del ensayo Parodi viene y me dice: ¿No te animas a tocar el acordeón? Y yo le dije: no me gustar tocar el acordeón. Le contesté eso porque una vez quise tocar uno, como era muy grande no pude. Me insistió de nuevo, porque yo la había acompañado una vez a ella con el piano. Me entusiasmo porque había gira por Río Gallegos, Ushuaia y Asunción. Pedí prestado un acordeón. Y me quedé en Buenos Aires a vivir. Y ahora es un placer componer con el acordeón.
Siempre estuvo más ligado a artista del folclore ¿Cómo llegó a grabar con Bersuit Vergarabat?
Una de mis mayor actividad es trabajar grabando, como músico cesionista. A través de un conocido que tocaba la percusión de Bersuit, surge la idea de que necesitaban un a acordeonista y me llamaron. Empecé en el disco Libertinaje y después seguí en los otros cuatro. Toque varias veces en vivo, pero no pude seguir porque estaba tocando con Facundo Saravia y Jairo, y se me cruzaban las fechas.
Compuso para Saravia y para Bersuit ¿Cómo es el cambio de estilos?
Es muy gracioso. Porque llegué a grabar con un grupo que hacemos música de cámara orientado a la murga y al candombe, hice rock, con Bersuit; música tropical, en una disco de Jean Carlo, y también grabé jazz y pop. Estuve en unos discos producidos en Miami, del Puma Rodríguez, de los Pimpinela y de Javier García, que es un cantante que esta triunfando allá.
Y cómo músico cesionista cuando esta arriba del escenario, sobre todo con Bersuit que es un grupo con mucha energía ¿Le gusta estar ahí arriba?
Si me encanta, yo disfruto siempre arriba del escenario. Este con quien este, siempre que la música sea buena. Para que lo disfrute tiene que haber buen el sonido del grupo . No pasa por un género ni por la banda.
Cómo fue aquella gira por Estados Unidos con Facundo Saravia...
Sí. Eso fue muy fuerte y muy interesante. Por que estamos acostumbrados ir de gira por el interior, pero ir a otro país es más lindo. Estuvimos en Chicago, Detroit, Miami y Washington. Había muchos argentinos pero también había norteamericanos. Y notamos que la gente se entusiasmaba con los mismos temas que acá.
Este sábado más de 50 mil personas disfrutaron de la séptima edición de Creamfields, el espectáculo mundial de música electrónica que también tiene su historia en nuestro país. En un nuevo predio, el Autodromo de Buenos Aires, el público pudo ver a distintos dj´s locales e internacionales y los mas variados estilos del dance.
Desde muy temprano personal de control recibía a la caravana de gente que luego se vería rotando por las distintas carpas, más de seis, hasta que llegó uno de los platos principales en la Cream Arena, donde tocaba el argentino Hernán Cattaneo, una de las performances más concurridas. A pesar del potente sonido, quienes quedaron fuera del escenario no pudieron llegar a sentirlo, algo que no prohibió a que llegadas las 23 cada vez se acercara más público. Otros de los platos principales eran los LCD Soundsystem, que fueron opacados por la presencia de Cattaneo, pero con tanta convocatoria de jóvenes, no hubo carpa que no estuviera repleta, desde el Arena 1 y 2, hasta la de Sonidos Alternativos, (Alternative Beats). Cerca de las 00 horas una multitud se acercó al escenario principal para ver a los británicos Chemical Brothers, sin duda el mayor y más esperado espectáculo de la noche. Los hermanos químicos, con un juego de lásers e imágenes en pantallas espectaculares, dieron una hora y media de un variado repertorio mezclando temas de su nuevo disco, y clásicos como Out of Control o Block Rockin´Beats. Terminado el set muchos se quedaron para ver al legendario Carl Cox que sin tanto show luminoso dio imponentes notas para que la gente baile sin parar. Ya a partir de las 3 de la madrugada hasta la hora del cierre, alrededor de las 6, tanto adolescentes como adultos se repartieron entre las distintas carpas y las largas colas para comprar merchandising del festival, tragos o comida, en precios más que jugosos. Sin duda el espíritu Creamfiels, que comenzó en Inglaterra y gira por varias ciudades del mundo sigue estando intacto en nuestro país después de siete años y cada vez con mayor concurrencia. Seguramente a partir de esta semana el público ya espera el 2008 para saber qué nuevos artitas y escena presentará el espectáculo.
Mundy Epifanio, representante de Attque 77 y Bersuit Vergarabat, entre otros, dice que el rock argentino no puede o no tiene intenciones de trascender las fronteras. El hombre comenzó su carrera lanzando a Riff en los ochenta, y hoy maneja Tritón Producciones. Mundy evalúa la situación de la escena argentina después de la tragedia de República Cromañón.
-Ya que se redujeron la cantidad de locales habilitados y subieron los costos de alquiler, ¿el aumento de los tickets era la única solución?
-Esa tarea es de los promotores, no nuestra. Ellos son los que deben subir los precios de las entradas porque los costos son cada vez más altos y las capacidades menores. Lamentablemente es el público el que tiene que hacerse cargo de los aumentos.
-¿Los festivales en grandes estadios son una opción para contrarestar esto?
-Son una gran opción que a nosotros, como representantes de artistas, nos conviene mucho. Al haber tantas bandas y tan pocos lugares se reduce la cantidad de espectáculos que se pueden hacer.
-Ante este panorama ¿piensa que muchas bandas intentarán crecer en otros paises?
-Para exportarse a cada mercado primero hay que lograr que el público conosca al artista, y para eso es necesario invertir dinero, esfuerzo y conocimiento. Lamentablemente para los grupos de rock argentinos y sus representantes, estas tres cosas no pueden o no quieren hacerlas.
El nuevo disco de Massacre se llama El Mamut, con producción de Junachi Baleirón y grabado en los estudios El Pie. El álbum trae 12 temas que parecen plasmar los 20 años de carrera y energía de la banda.Conocidos como un grupo de culto, rebeldes e incomprendidos, y con un nuevo álbum en las bateas, Walas define a la actual formación de Massacre, como la “más adulta, la mejor y la más necesaria” de todas. Con sólo dos de sus integrantes originales, el cantante admite que en estos años de trayectoria pasaron por diferentes etapas para llegar a este quinteto del que se siente “enamorado”.
A pesar de los cambios del punk a lo más psicodélico, característico en el disco Aereal, y a la mayor difusión que están logrando gracias a que bandas como Carajo y Catupecu Machu grabaron temas suyos, Walas afirma que siguen siendo los mismos, que “el cambio es sólo en lo profesional”. Pero estos nuevos aires parecen no dejar olvidar a este músico “marginal y a la vez elitista”, como él mismo se define, que si bien está pensando en un sentido más “pro” sigue “recordando el olor a lo under y lo alternativo” de sus comienzos. La inclusión de más guitarras y pianos, y el dejar de ser independientes y poder “concentrarse más en lo artístico” es, sin duda, parte de la “adultez” a la que Guillermo Cidade se refiere constantemente cuando define al grupo que en sus principios, a mediados de los 80´s, se llamaba Massacre Palestina. Sobre este crecimiento, Wallas cree que sólo es ver las cosas desde otro punto de vista, siempre “tratando de no perder la esencia y nada más ir mejorando”. Un año atrás sólo pensaban en la grabación de un nuevo disco y en el PepsiMusic, donde compartieron escenario con los legendarios, e ídolos de los músicos, Iggy Pop & The Stooges, en lo que fue una “noche sin hits”, y ahora, en pleno noviembre de 2007 ya se escuchaen las radios La reina de marte, el primer single de El Mamut, señal de un buen fin de año y prometedor verano de 2008.
Minuciosamente, la periodista, recorre la vida de este protagonista de la izquierda argentina. Investiga las ideologías de sus abuelos, de sus padres hasta llegar a la formación política del joven Roberto Mario Santucho. Contrapone de una manera los testimonios que dejen dibujar la personalidad del militante en su vocación. Su padre adopta la corriente de la madre y se convierte en un caudillo radical en la era Yrigoyenista. Sus hermanos militan con él desde la izquierda. Sus lazos fraternos son puestos en escena, sobre todo, el de su hermano Julio, a través de cartas que mantienen hasta el día de su muerte. Mediante sus palabras a Julio, pretende guiarlo en su sacerdocio para que sirva a los pobres: “Lo que me inquieta es la posibilidad de que te dejes absorber por la actitud política de la Iglesia y te conviertas en un enemigo de la liberación de nuestros pueblos”. En 1955, bendijo el derrocamiento de Juan Domingo Perón pero lo calificó de “golpe gorila y oligárquico”. Luego, junto a su hermano Francisco René redactan el folleto, que da comienzo a la actividad clandestina, Lucha de los pueblos indoamericanos, donde ambos redondean las bases del futuro Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP). El amor da el presente en su vida. Conoce a Sayo, su novia con la que mantiene la relación por cartas, luego se convierte en la madre de sus dos hijas, que descuida en sus viajes para la formación de la guerrilla urbana que llevara a cabo la revolución. El alejamiento de su familia es el producto de su máxima dedicación a su militancia, interesada a la clase obrera, especialmente de los azucareros de Tucumán. “Robi”, como lo solían llamar, con su una “profunda convicción por el triunfo popular”: concurre a un curso de entrenamiento sobre la guerrilla en Cuba, viaja a Francia en el ’68, lo persiguen en el Argentina, lo detienen y se fuga, hasta que los militares lo matan en el ’76. Sus vaivenes de partidos políticos marcan de una manera determinante en la vida del guerrillero. Sus fieles y traidores, sus ideales y su fervor por la sedición del Che, se reflejan en estas páginas de testimonios de militantes del PRT-ERP, de sus familiares y de documentos. Y, arman un panorama del contexto histórico que detona el cambio más importante en su pensamiento: la inclinación por una lucha armada y violenta para obtener el poder.
El grupo danés de dark pop Mew reedita su segundo álbum Half the World is Watching Me. A siete años de su lanzamiento, la nueva versión tiene 9 temas nunca grabados, incluidos en formato demo, vivo y de estudio que habían sido dejados afuera de la primera edición. “No siempre sé de que tratan las letras, son sólo imágenes que aparecen de golpe en mis sueños, es un poco surrealista”. Así define su obra Jonas Bjerre, vocalista. Sin mucha valoración en su Dinamarca natal, y con la desprotección de su compañía discográfica, debieron crear su propio sello, Evil Office, con el que editaron en el 2000 su segundo CD Half the world is watching me, que los llevó a firmar para Sony. Paradójicamente tras vivir dos años en Londres lograron consagrarse en su país, y parecen haber llegado para quedarse y poder entonar el sufrimiento de la muerte: “Todo lo que hacemos es distraernos del hecho que eventualmente vamos a morir, la música es una manera de mantener los pensamientos en otro lado”, explica Jonas Bjerre. Con su cuarto disco …And the Glass Handed Kites (2005) obtuvieron lo que hasta ahora es su punto máximo de reconocimiento a nivel internacional, el cual se les había negado anteriormente. En cada canción describen, a través de distintas historias, los miedos, la muerte y la oscuridad de las pesadillas que surgen de estos tres músicos (Jonas Bjerre, vocalista y autor de la mayoría de sus letras; Bo Madsen, guitarrista y arreglista; Silas Graae, baterista), que se conocieron en el secundario y que, sin ni siquiera saber tocar un instrumento, ya estaban preparados para grabar un disco. Influenciados por bandas como My Bloody Valentine, Pixies y, extrañamente, Pet Shop Boys, Mew son una mezcla de pop dark con el Radiohead más experimental y los tonos oscuros de los 80´s.
Liliana Heker, nació en Buenos Aires en 1943, cuentista y novelista. Fue directora de las revistas literarias El escarabajo de oro y El ornitorrinco. Junto a su amigo Abelardo Castillo trabajó como entrevistadora en El grillo de papel.
-¿Qué piensa de los actuales escritores argentinos? -Hay una nueva literatura que es excelente, podría citar una cantidad significativa de autores jóvenes que son muy buenos. Sin duda se sigue la tradición de una narrativa destacada, tanto de novelistas como de cuentistas, en realidad a estos chicos los veo con más ganas de cambiar las cosas.
-¿Qué nuevos autores encuentra interesantes en el país? -A muchos: Pablo Ramos, que ya escribió su segundo libro de cuentos, Cuando lo peor haya pasado, ganó el Primer premio del Concurso de Casa de las Américas y del Fondo Nacional de las Artes. También Romina Doval, María Fernanda García y Alejandra Laurencich, autora de Felicidad, entre otros, hay muchísimos, sólo nombre a unos pocos y a los más jóvenes.
-Anteriormente señaló los veo con más ganas, ¿Por qué los define así, hubo una falta de interés en otros momentos? -La generación anterior dio grandes escritores pero solitarios, muy preocupados por ellos mismos y el lugar que ocuparían en la literatura, sin la necesidad de agruparse y crear un movimiento. Y eso trajo muchos problemas a este arte.
-De todas maneras, ¿no cree que la situación es más difícil actualmente para poder editar trabajos? -Si, reconozco que las cosas son más complejas, por ejemplo, en los 60´s y principios de los 70´s, incluso en la dictadura, las revistas literarias tenían un peso importante. Si bien están surgiendo ediciones como estas hay un problema para que duren y salgan en la medida que deberían hacerlo y es lo económico, es cada vez más difícil mantenerlas, se hacen a pulmón. Pero no es imposible y, a pesar de la falta de dinero, ahora esto puede cambiar. Admito que no sólo la cuestión económica, sino también la generacional, de la que antes hablaba, tuvieron que ver con la desaparición de este medio de difusión.
-¿Es ahora más difícil llegar a editar el primer libro para cualquier artista? -Si, eso es otra cosa que no ocurría en los 60´s. Las editoriales se han convertido en grandes multinacionales que no se arriesgan a publicar a cualquier joven, salvo que haya ganado un concurso o que venga por algún camino que produzca que los editores les presten atención.
-¿Qué alternativas pueden encontrar? -Lo que siempre favoreció a esta problemática fueron, y son en estos momentos, la empresas chicas que durante muchos años, obviamente por el dinero, casi desaparecieron pero que están resurgiendo. Esto permite que aparezcan nuevos autores y se cree un movimiento interesante, es un fenómeno muy auspicioso, lo que hace enriquecer a nuestra cultura.