“Fuimos soldados”: Una guerra entre militantes
Lazarte, comandante de la Columna Norte Montonera, emigra a México en el año 1977. Le niegan ayuda desde el Comité de Solidaridad del Pueblo Argentino para exiliados por ser acusado de conspirar contra la Conducción Nacional. Esto y su huida surgen después de una fuerte discusión con el Gallego Willy a quien le recrimina que los jefes se retiraron del país: “Nos mandan a nosotros al combate y ni siquiera se quedan”, acusa Lazarte. Duda de la valentía de Firmenich bajo la represión militar mientras aumentan las diferencias entre el oficialismo militante y los rebeldes en un momento donde se suponía la guerra popular era contra el Ejército.
El combatiente perdió a 20 de sus 28 soldados, quienes fueron secuestrados, torturados y ejecutados. Muchos buscaron su destino y la mayoría logró que la ONU los reconociera como refugiados políticos y emigraron a Europa. Durante un año se pierde todo rastro del protagonista para descubrir luego que había seguido el combate desde la clandestinidad. Se dedicó durante ese tiempo a falsificar los pasaportes que iniciarían su plan por intermedio del ex Capitán de la Columna, Rodolfo Galimberti quien propone conspirar contra Firmenich, Perdía y Vaca Narvaja y que cada soldado actúe por si solo.
Lazarte piensa que esto es imposible y que la única solución es eliminar físicamente a quienes comandan. Para eso necesita que la Organización confíe en él nuevamente y lo reincorpore a las filas. Para eso prepara un viaje a Argentina durante el Mundial de Fútbol de 1978. Siempre crítico al “desprecio” de la Conducción Montonera por la vida de sus soldados, debe burlar un doble control: el de la dictadura y el de los mismos montoneros, poniendo en peligro su vida. Sospecha que el plan programado puede ser una trampa de la organización para eliminarlo y es por eso que se exige al máximo para que confíen en él. Quiere hacer carrera interna para llegar a los altos mandos y eliminarlos.
Su plan consiste en interferir las emisiones televisivas y propagar el discurso de Firmenich. Viajó de México a Paraguay para llegar a Argentina. Desde un hotel, pocos minutos antes que empezara el partido del equipo nacional contra Francia apretó el botón del reproductor y empezó a sonar la marcha peronista mientras estaba el equipo y propagó la voz del comandante Firmenich. Ahí comienza su venganza, sumada a una ira personal contra los Jefes Montoneros. Su hermana menor militaba también hasta que fue enviada por su jefa, La Negrita, pareja de Firmenich, a una cita con uno de sus soldados sospechado de traicionarlos. Al querer ayudarla, Lazarte es detenido por la organización para que no interfiera. La joven es llevada y nunca más fue encontrada.
Lazarte, comandante de la Columna Norte Montonera, emigra a México en el año 1977. Le niegan ayuda desde el Comité de Solidaridad del Pueblo Argentino para exiliados por ser acusado de conspirar contra la Conducción Nacional. Esto y su huida surgen después de una fuerte discusión con el Gallego Willy a quien le recrimina que los jefes se retiraron del país: “Nos mandan a nosotros al combate y ni siquiera se quedan”, acusa Lazarte. Duda de la valentía de Firmenich bajo la represión militar mientras aumentan las diferencias entre el oficialismo militante y los rebeldes en un momento donde se suponía la guerra popular era contra el Ejército.
El combatiente perdió a 20 de sus 28 soldados, quienes fueron secuestrados, torturados y ejecutados. Muchos buscaron su destino y la mayoría logró que la ONU los reconociera como refugiados políticos y emigraron a Europa. Durante un año se pierde todo rastro del protagonista para descubrir luego que había seguido el combate desde la clandestinidad. Se dedicó durante ese tiempo a falsificar los pasaportes que iniciarían su plan por intermedio del ex Capitán de la Columna, Rodolfo Galimberti quien propone conspirar contra Firmenich, Perdía y Vaca Narvaja y que cada soldado actúe por si solo.
Lazarte piensa que esto es imposible y que la única solución es eliminar físicamente a quienes comandan. Para eso necesita que la Organización confíe en él nuevamente y lo reincorpore a las filas. Para eso prepara un viaje a Argentina durante el Mundial de Fútbol de 1978. Siempre crítico al “desprecio” de la Conducción Montonera por la vida de sus soldados, debe burlar un doble control: el de la dictadura y el de los mismos montoneros, poniendo en peligro su vida. Sospecha que el plan programado puede ser una trampa de la organización para eliminarlo y es por eso que se exige al máximo para que confíen en él. Quiere hacer carrera interna para llegar a los altos mandos y eliminarlos.
Su plan consiste en interferir las emisiones televisivas y propagar el discurso de Firmenich. Viajó de México a Paraguay para llegar a Argentina. Desde un hotel, pocos minutos antes que empezara el partido del equipo nacional contra Francia apretó el botón del reproductor y empezó a sonar la marcha peronista mientras estaba el equipo y propagó la voz del comandante Firmenich. Ahí comienza su venganza, sumada a una ira personal contra los Jefes Montoneros. Su hermana menor militaba también hasta que fue enviada por su jefa, La Negrita, pareja de Firmenich, a una cita con uno de sus soldados sospechado de traicionarlos. Al querer ayudarla, Lazarte es detenido por la organización para que no interfiera. La joven es llevada y nunca más fue encontrada.